Las personas en su conjunto constituyen El
capital humano de la organización. Este capital vale más o menos en la medida
en que contenga talentos y competencias capaces de agregar valor a la organización,
además de hacerla más ágil y competitiva.
Por tanto, vale más en la medida en que influye
en las acciones y destinos de la organización. Para ellos, la organización debe
utilizar 4 detonantes indispensables:
Autoridad: Confiere poder a las personas para que tomen
decisiones independientes sobre acciones y recursos.
Información: Fomentar el acceso a la información a lo largo de todas las fronteras.
Crear condiciones para difundir la información, además de hacerla útil y
productiva en el sentido de facilitar la toma de decisiones y la búsqueda de
caminos nuevos y diferentes.
Recompensas: Proporcionar incentivos compartidos que promuevan los
objetivos organizaciones.
Competencias: Ayudar a desarrollar habilidades y competencias para
aprovechar la información y ejercer su autonomía.
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